mayo 20, 2009

FELIPE BENÍTEZ REYES

Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960) ha publicado los libros de poemas Paraíso manuscrito (Calle del Aire; Sevilla, 1982), Los vanos mundos (Maillot Amarillo; Granada, 1985), Pruebas de autor (Renacimiento; Sevilla, 1989), La mala compañía (Mestral; Valencia, 1989), Poesía 1979-1987 (Hiperión; Madrid, 1992), Sombras particulares (Visor; Madrid, 1992), Vidas improbables (Visor; Madrid, 1995), Paraísos y mundos. Poesía reunida (Hiperión; Madrid, 1996), El equipaje abierto (Tusquets; Barcelona, 1996), Escaparate de venenos (Tusquets; Barcelona, 2000), Trama de niebla (Tusquets; Barcelona, 2003) y La misma luna (Visor; Madrid, 2007). Su narrativa comprende los libros Chistera de duende (1991), Tratándose de ustedes (1992), Un mundo peligroso (1994), La propiedad del paraíso (1995), Humo (1995), Impares, fila 13 (1996, en colaboración con Luis García Montero), Maneras de perder (1997), El novio del mundo (1998), Lo que viene después de lo peor (1998), El pensamiento de los monstruos (2002), Los libros errantes (2006), Mercado de espejismos (2007, Premio Nadal).

Acercarse a su blog recién estrenado:
MERCADO DE ESPEJISMOS, felipebenitezreyes.blogspot.com

Un poema:

POR ORDEN ALFABÉTICO

La A, densa y borrosa, de la amnesia.
La B del bajel ebrio que navega en la noche
bajo una luna en C, creciente enigma.
La D de los desiertos dilatados
y la E de que mana el río Éufrates.
La F fatalista de un infinito que agoniza
y la G de sonora oscuridad,
como un garfio de plata en la garganta.
La H en su abstracción de nada hermética.
Columna de la I, báculo de la J.
El baile de difuntos de la K: kirieleisón,
y una L de labio y noche líquida.
Corona de la M (y esa N nereida
a la que un delfín, al saltarla,
convierte en una Ñ).
El círculo de fuego de la O
que cruza la sorpresa de un tigre amaestrado.
Mariposas que mueren en la red de la P.
Ese rostro que fuma de la Q.
La R que es raíz de toda rosa.
La S de la sierpe que se arrastra
por nuestros paraísos.
La T de la tiniebla que titila
y la U como un cuenco
de oscura miel lunar en nuestra boca.
Esas uves siamesas en la firma de Shakespeare.
La X del misterio y la aritmética.
La Y (que es nuestro vínculo
con una Grecia abstracta y luminosa),
capaz de unir la noche y la alhucema,
Camelot y la nieve.
La Z de un zenit nunca cumplido.

Combinándolas todas,
ordenan nuestro mundo,
y añaden un sonido al pensamiento,
y un eco de agua al mar,
y un vibrar de cristales fragilísimos
a todos los conjuros zozobrantes
que formulamos todos cada día.

FELIPE BENÍTEZ REYES

Poema incluido en el libro Escaparate de venenos (Tusquets; Barcelona,
Imagen: casablanca.cervantes.es

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