septiembre 11, 2013

HE LEÍDO




DIEZ BICICLETAS PARA TREINTA SONÁMBULOS
Editorial Demipage 2013

La editorial Demipage nos presenta un libro con prólogo de Eloy Tizón, con treinta relatos, de treinta autores, en el que el factor común de todos ellos es la bicicleta, ella se muestra en diferentes circunstancias, sentimientos, locuras, sexo, destino, valentía, miedos…Así vamos paseando en la bicicleta de poetas y narradores como Sara Mesa, Juan Martínez de las Rivas, Marta Caballero, Juan Gracia Armendáriz, Juan Carlos Mestre, Luis Eduardo Aute, Isabel Mellado, Francisco Javier Irazoki, Fernando Aramburu, Antonio Muñoz Molina, José Ovejero, entre otras. Bicicletas que nos llegan de diferentes partes del mundo, con barro, con lluvia, con música, con versos…

Algunos fragmentos:

Desde el principio a papá le conocieron como el librero ciclista, porque aún era famoso cuando abrimos el negocio y porque casi siempre se acercaba a la tienda en su bici del cuadro despintado. (Juan Martínez de las Rivas)

Una masa informe sobre la polvareda que se va definiendo a medida que ella pedalea y se acerca. En cuanto los alcance girará a la derecha por un nuevo camino, pero no, no va a dar la vuelta, (Sara Mesa)

Andar en bicicleta es silbar con las piernas. Vueltas y más vueltas, y otra, y todavía una más. Compases que son párpados, que son días. (Isabel Mellado)

Una mujer de culo perfecto zigzaguea, calle arriba, bajo el calor tuareg de Madrid. Ambos tenemos la misma intuición; lo hace sin motivo, solo porque es lo que quiere hacer, semidesnuda, sobre una calle braseada. No  quiere hacer otra cosa salvo pedalear. (Juan Gracia Armendáriz)

Los miembros de la orquesta recorren las rutas escarpadas y los desfiladeros de mi memoria. Los he visto de noche, extenuados, mientras suben a pie o en bicicleta una colina de mis pensamientos. (Francisco Javier Irazoki)

Amo a las chicas que saben a esponjoso algodón de dulce y deshago con una ojeada los nudos de azar que tanto desconcierto causan entre mis semejantes. (Juan Carlos Mestre)
  

1 comentario :

Tesa Medina dijo...

No tuve bicicleta de pequeña. Aprendía a sostenerme en una al mismo tiempo que mis hijos en su primer triciclo.

Hay algo poético en desplazarse en bici, pero en mí siempre prima el miedo que tengo a los coches.

Así que las veo pasar y añoro no atreverme a cabalgar por la ciudad en su estético esqueleto.

Es una añoranza más a compartir con mi viejo sueño de ser un indio de las praderas.

Un abrazo,