septiembre 08, 2014




 

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
                          que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
                           esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
                           descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
                           el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.


MAROSA di GIORGIO


De su libro "Clavel y tenebrario"

1 comentario :

Tesa Medina dijo...


Los poetas están donde se conjuran las tristezas... y la belleza. En el cruce de caminos de la incertidumbre. Donde lloran los melancólicos y vomitan los solitarios.

Está en el alma de las leyendas y en el sombrero de los magos debajo del conejo.

Cuídate mucho, poeta, y háblanos pronto de todos esos proyectos que se están cociendo.

Un abrazo.