noviembre 18, 2014

HE LEÍDO






SIEMPRE ES DE NOCHE EN LOS BOLSILLOS
Tomás Salvador González
Editorial Papeles Mínimos, 2014

Siempre es de noche en los bolsillos, es un libro de poemas versados y de poemas en prosa. Un libro que nos habla de la memoria de quien escribe, con lo cual deducimos que no siempre el recuerdo admite el mismo registro, de ahí que una vez aparezca el verso y otras la prosa. La mayoría de los poemas están escritos desde la primera persona, y en otros desde esa persona se dirige a a una tercera.Utiliza un lenguaje fluido, muy adjetivado y en ocasiones palabras que no están registradas en el diccionario. Son vocablos del argot rural que él oía de pequeño y que no tienen palabra oficial. Está lleno de imágenes que formaron parte de la vida: el árbol, el monte, el pavo real, la laguna. Se recrean espacios rurales, familiares, costumbristas, un pequeño Edén al que acudir a refugiarse la mitad de los otros días. Todas esas secuencias se grabaron en la niñez, en unos entornos que acompañan el resto de vida y se mezclan con unas poéticas halladas de Lorenzetti, Giotto y Piero de la Francesca. Enumeración de recuerdos: el tiempo que no vuelve y queda allí alejándose.

Un poema:

EL SUR


ENGATUSARME, atraerme. A esto se reduce su relación conmigo. Cine todos los días, refrescos, caballitos. Me invita a bautizos y comuniones, me lleva de la mano entre tanta gente a ver las calles, y después…me abandona frente al escaparate de las espadas: las había romanas y medievales, alfanjes, cimitarras, espadines con cazoleta de mosquetero… Cuando levanté la vista, estaba solo, no conocía a nadie. Y toda esa ansiedad muda, los pasitos, sólo para mostrarme su poder, la indiferencia de su poder.

La ciudad se desentiende, se escabulle entre la gente que llena las aceras, se vuelve muda en las miradas. Ajena, se recuesta a dorarse en el otero.

Tomás Salvador González


1 comentario :

Tesa Medina dijo...

Somos lo que recordamos y cómo lo recordamos.

Los caballitos, los titiriteros, ella bailaba, yo sólo deseaba que me sonriera,

Un pie dentro de un zapato de charol refleja las estrellas, el viento mueve los papeles de colores de la feria.

Ser niño es también sentirse perdido.

Un abrazo,